Noticias - 19 de mayo de 2021

Emisiones evitadas: Cómo un sistema de medición común puede ayudar a descarbonizar las empresas

Escrito por Ricardo Flores

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Tras aproximadamente dos siglos de crecimiento económico impulsado por los combustibles fósiles, el cambio climático antropogénico se ha convertido en una de las mayores amenazas para nuestro planeta. En este contexto, los gases de efecto invernadero como las emisiones de dióxido de carbono (CO2) figuran como los grandes villanos, siendo una de sus mayores fuentes el sector energético.

Cuando pensamos en la frecuencia con la que utilizamos la electricidad (y otras formas de energía) para satisfacer nuestras necesidades humanas básicas, comprendemos rápidamente su inmenso valor en nuestra vida cotidiana. Esto es innegable. También lo es su impacto medioambiental, que ha supuesto un reto para que los sistemas energéticos actuales y los nuevos se diseñen de forma que permitan reducir las emisiones, y así desbloquear el valor empresarial.

A principios de 2020, la Fundación Solar Impulse fue invitada a unirse al Grupo de Liderazgo de Descarbonización de Clientes (DoC), una iniciativa iniciada por ENGIE para desarrollar una definición y una metodología de contabilidad de las emisiones evitadas. La metodología de ENGIE incluye principios contables generales aplicables a cualquier industria, así como directrices contables específicas para productos y servicios del sector energético. Básicamente, la estrategia del grupo consiste en fomentar un pensamiento más holístico sobre los beneficios de cada actor implicado en un proyecto. En este sentido, cada uno de los actores implicados sólo podrá reclamar su "contribución" a la descarbonización de los clientes, aunque sólo uno de ellos sea responsable de la realización del proyecto.


La descarbonización como oportunidad de negocio

La transición a una economía baja en carbono requerirá tecnologías que resuelvan problemas y, por tanto, creará oportunidades de negocio. Una de estas oportunidades es el suministro de bienes y servicios que eviten las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y descarbonicen la cadena de suministro. Por ejemplo, a través de la innovación o proporcionando una versión de bajas emisiones de los productos existentes. El año pasado, el Informe sobre la Brecha de Emisiones del PNUMA presentó el gran potencial de mejora de la eficiencia energética y el uso de fuentes renovables, especialmente en los sectores de la energía, el transporte y la construcción (PNUMA, 2019). Además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, esta mejora también ayudaría a cumplir muchos otros objetivos sociales.

Durante más de una década, las empresas se han dado cuenta de los beneficios ambientales y económicos de medir sus emisiones de gases de efecto invernadero utilizando las normas y herramientas del Protocolo de GEI, estableciendo objetivos de reducción de emisiones y logrando esas reducciones. En este sentido, las empresas pueden centrarse en la reducción de las emisiones bajo su propiedad directa o control operativo (alcance 1), de su compra de electricidad, calor y vapor (alcance 2) y de las emisiones indirectas a lo largo de su cadena de valor (alcance 3). En la mayoría de los sectores, este tercer ámbito de emisiones constituye la mayor parte del inventario de una empresa, pero a menudo se deja de lado.

La diferenciación entre las fuentes de emisión a efectos contables también ha sido utilizada por algunas empresas como justificación para no responsabilizarse de las emisiones de alcance 3, ya que quedan fuera de la propiedad directa de la empresa. Además, la dificultad de recopilar datos de alta calidad puede crear barreras para reducir estas emisiones. Otro problema crítico es la contabilización múltiple. De hecho, las emisiones de alcance 3 también son contabilizadas con mucha frecuencia por varias empresas diferentes, lo que lleva a la cuestión de quién es responsable de reducirlas.

¿Qué pasa con las emisiones evitadas?

La reducción de la huella de carbono es sólo una parte de la solución y, a medida que aumenta la concienciación de los clientes por las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, las empresas también se han interesado en afirmar que sus productos pueden ayudar a evitar las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los competidores del mercado. Revelar las emisiones evitadas es muy positivo, ya que tienen un incentivo para desarrollar y promover productos bajos en carbono entre sus clientes, al tiempo que garantizan la credibilidad y la confianza. Por otro lado, a la hora de cuantificar las emisiones evitadas, las empresas tienen que desarrollar sus propios enfoques, lo que ha dado lugar a incoherencias en cuanto a la terminología y el ámbito de aplicación. Además, muchos actores no comparten el cálculo detallado subyacente, creando una falta de transparencia en los métodos de contabilización.

En 2019, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) llevó a cabo una revisión exhaustiva de las declaraciones realizadas por más de 300 empresas de una amplia gama de sectores y tamaños, y encontró una variación considerable y problemas metodológicos generalizados en la forma en que se midieron y comunicaron las emisiones evitadas. Por ejemplo, aunque todas las empresas evaluadas declararon que sus productos evitaban emisiones, ninguna de ellas consideró explícitamente cómo sus productos podían aumentar las emisiones (Russell, 2019). Como consecuencia, los consumidores finales acaban basándose en información incoherente para tomar sus decisiones de compra, lo que les permite cuestionar la credibilidad de esas afirmaciones sobre emisiones evitadas.

Según el documento de trabajo del WRI, las empresas deberían primero calcular y notificar las emisiones de alcance 1, 2 y 3 y establecer objetivos de reducción con base científica para estas emisiones antes de hacer cualquier afirmación sobre las emisiones evitadas. Además, la contabilidad y la notificación de las emisiones deben cumplir los siguientes criterios:

  • Pertinencia: Garantizar que la evaluación comparativa refleje adecuadamente los efectos de los GEI del producto evaluado (en relación con el caso base) y sirva para las necesidades de toma de decisiones de los usuarios y las partes interesadas.
  • Exhaustividad: Incluir en la evaluación todas las emisiones de GEI del ciclo de vida (según un enfoque atribucional) o todos los cambios en las emisiones derivados del producto evaluado (enfoque consecuencial).
  • Coherencia: Utilizar enfoques contables, métodos de recogida de datos y métodos de cálculo coherentes para el producto evaluado y el caso base.
  • Transparencia: Proporcionar información clara y completa que permita a las partes interesadas evaluar la credibilidad y la fiabilidad de los resultados, especialmente en relación con cuestiones metodológicas clave, como la elección del caso base.
  • Precisión: Reducir las incertidumbres en la medida de lo posible.

Para crear la demanda necesaria, los clientes intermedios tienen que entender el beneficio de los productos que permiten reducir las emisiones y, lo que es más importante, tienen que confiar en la información. Para garantizarlo, necesitamos una definición coherente, una medición creíble y una información transparente. Una forma eficaz de hacerlo sería a través de la normalización internacional. ¿Pero cómo?

Una norma internacional para cuantificar las emisiones evitadas

Existe una necesidad global de transparencia, coherencia y credibilidad en cuanto a las emisiones evitadas de los productos y servicios vendidos. Esto se podría conseguir mediante la normalización. Sin embargo, hasta la fecha no existe ninguna norma internacional sobre la cuantificación de las emisiones evitadas. Las normas son documentos establecidos y aprobados por un organismo internacional reconocido, que suelen contar con el consenso de expertos técnicos. Estos documentos normativos tienen como objetivo la consecución de los niveles óptimos de orden en un contexto determinado mediante reglas, directrices o características comunes para las actividades y sus resultados.

Las normas internacionales se reconocen cada vez más como una parte esencial de la caja de herramientas de la acción climática, ya que permiten a las organizaciones medir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y tomar las medidas adecuadas para reducirlas. Por ejemplo, la ISO 14067 (sobre la huella de carbono de los productos) y la ISO 14090 (sobre la adaptación al cambio climático). El año pasado, en la COP25, los expertos de la ISO debatieron la propuesta de un nuevo proyecto, cuyo objetivo era proporcionar los requisitos y principios para lograr la neutralidad del carbono mediante la cuantificación, gestión, evitación, reducción y compensación de las emisiones de GEI (Naden, 2019).

La Fundación Solar Impulse ha contribuido al Grupo de Liderazgo sobre Descarbonización de Clientes (DoC), convocado por ENGIE para establecer principios y directrices como servicio a todos los campos que requieren una mejor rendición de cuentas y normas medibles para las emisiones evitadas. El año pasado, dos de nuestros expertos independientes, Benjamin Demma y Marcin Malicki, participaron en la revisión de las directrices de medición de la DdC.

"El objetivo es aumentar la demanda de productos/procesos/servicios menos emisivos. En este caso, que un actor como ENGIE decida crear directrices para la descarbonización representa un gran paso. En este momento, creo que el Grupo de Liderazgo ya está compuesto por actores cruciales. Por supuesto, en el futuro, creo que será importante involucrar a los usuarios finales que van a ser descarbonizados" (M. Malicki)

Al reunir a las organizaciones de desarrollo de normas (SDO), las empresas y las ONG, ENGIE también está estudiando la posibilidad de inspirar y atraer financiación para un organismo (u organismos) de establecimiento de normas para acabar estableciendo protocolos formales. Según nuestros expertos, la dificultad para crear una norma de este tipo suele consistir en que todos los actores implicados se pongan de acuerdo sobre el mejor método común para medir las emisiones evitadas. Sin embargo, subrayan la importancia de desarrollar un método común para cuantificar las emisiones evitadas, ya que esto puede llevarnos a una normativa más estricta que permita la protección del medio ambiente.

"En mi opinión, los principales interesados son los productores de carbono (por ejemplo, las centrales eléctricas, las ciudades, los fabricantes de automóviles, etc.). Además, es muy importante implicar a las autoridades públicas, ya que son ellas las que pueden cambiar la normativa. En el caso del Engie Leadership Group, puedo decir que ya cuenta con muchas partes interesadas importantes y su idea es preparar directrices creíbles y acordadas por diferentes grandes empresas para implicar potencialmente a las autoridades públicas y crear una norma en el futuro" (B. Demma)

La descarbonización es esencial y requiere la iniciativa de las partes interesadas. Junto con los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil desempeñan un papel importante en ella. Siendo uno de nuestros socios desde 2017, ENGIE se compromete a acelerar la transición hacia una economía neutra en carbono, a través de la reducción del consumo de energía y las soluciones de energía renovable. Actualmente, 19 de las Soluciones de ENGIE ya han recibido la Etiqueta de Solución Eficiente de Solar Impulse, incluyendo targeo, District Cooling System, Charge&Go, Livin' Platform, DERMS Mobile Storage y PowerCorner.



Acerca de los expertos del SIF

Benjamin Demma se unió a la Comunidad de Expertos de Solar Impulse hace dos años tras ver una publicación en LinkedIn. Su objetivo es combinar sus dos pasiones, la tecnología y la sostenibilidad, y contribuir a un proyecto como el Portfolio #1000Solutions de Solar Impulse, que hará un mundo mejor a través del uso de las tecnologías de forma sostenible y rentable. Es un Experto en SDG7 y SDG9 y ya ha evaluado 37 Soluciones y escrito 3 artículos técnicos.

Marcin Malicki es un experto en termodinámica y transferencia de calor. Ha utilizado estos conocimientos en la implantación de diversas tecnologías limpias en las principales aplicaciones industriales. Viene de un largo camino desde la empresa hasta la Comisión Europea y, de esta, a la Comunidad de Expertos de la Fundación Solar Impulse. Desde 2019, ya ha evaluado 31 soluciones.



Referencias

Draucker, L. (2019, marzo). Necesitamos una norma para calcular las emisiones evitadas? World Resources Institute. https://www.wri.org/blog/2013/11/do-we-need-standard-calculate-avoided-emissions#:%7E:text=Examples%20of%20products%20(goods%20and,positive%20accounting%2C%20and%20scope%204

ENGIE; Saint-Gobain; SUEZ. (2021, enero). Medición de la contribución a la descarbonización de los clientes: The Need for Coherent Industry Standards. https://www.engie.com/sites/default/files/assets/documents/2021-05/Establishing%20Standards%20for%20Decarbonization%20of%20Customers_ENG_Final.pdf

Naden, C. (2019, diciembre). Iso At Cop25: International Standards Are Key To Carbon Transitions. Organización Internacional de Normalización. https://www.iso.org/news/ref2462.html

Russell, S. (2019, enero). Estimación y notificación de los impactos comparativos de las emisiones de los productos. Documento de trabajo. World Resources Institute, Washington, DC. Disponible en línea en http://www.wri.org/publication/comparativeemissions

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. (2019, noviembre). Informe sobre la brecha de emisiones 2019. PNUMA. https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/30797/EGR2019.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Escrito por Ricardo Flores en 19 de mayo de 2021

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