Opinión. "Por un banco climático europeo"

Este editorial de opinión conjunto está escrito por Ambroise Fayolle, Vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, y Bertrand Piccard, Presidente de la Fundación Solar Impulse. Fue publicado originalmente en el "Journal du Dimanche"

(lea el artículo original en francés)

La lucha contra el cambio climático se ha convertido en un tema central en las elecciones europeas. Es una excelente noticia. Pero si bien la necesidad de actuar en favor del planeta está ya ampliamente aceptada, el verdadero avance está en otra parte: el debate se centra ahora en la idea de crear un banco climático europeo, independientemente de su forma concreta. Un gran avance es que los economistas, los activistas medioambientales y los políticos reconocen que el cambio climático no puede abordarse con subvenciones o gastos presupuestarios inciertos o a menudo ineficaces, sino que hay que plantearse una escala totalmente nueva.

Porque quien dice banco dice movilización conjunta de actores privados y públicos; quien dice banco dice también imperativo de rentabilidad económica para los proyectos en los que se invierte. Sólo con este doble enfoque movilizaremos los fondos necesarios y tomaremos las decisiones adecuadas para ganar la difícil batalla contra el calentamiento global.

El sector público debe actuar como garante de las primeras pérdidas, iniciar la primera financiación para convencer al sector privado de que se sume y generar un poderoso efecto palanca. Este enfoque ha permitido que la eólica marina se convierta, en dos décadas, en una de las fuentes de energía renovable más competitivas del mercado. Algunos mecanismos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) permiten, con sólo 1 euro de dinero público, atraer más de 70 euros de dinero privado para financiar proyectos de energías renovables.

Y lo que es más importante, la financiación del cambio climático no puede ir en contra del crecimiento. Muchas soluciones permiten ahora conciliar economía y ecología. La protección del medio ambiente se ha convertido en algo rentable. Empresarios de todo el mundo están desarrollando soluciones que crean puestos de trabajo, promueven el crecimiento cualitativo en lugar del cuantitativo y construyen industrias limpias. Esto es precisamente lo que la Fundación Solar Impulse pretende demostrar a través de su cartera de soluciones etiquetadas.

Pero también debemos repetir este mensaje fundamental: la financiación de la protección del medio ambiente es una operación arriesgada por naturaleza. En primer lugar, porque utiliza nuevas tecnologías, innovaciones que pueden defraudar las expectativas, y luego porque no siempre conocemos el grado y la velocidad de retorno de la inversión.

Un banco europeo dedicado a la financiación de estas tecnologías corregiría este riesgo. El BEI, que ya es muy activo en este ámbito, está dispuesto a movilizarse más para orientar su actividad hacia esta prioridad atrayendo a otros inversores privados. Como prueba, esta semana en Vancouver, en una reunión ministerial sobre la financiación de las energías limpias, el BEI -con el apoyo de la Comisión Europea- y Bill Gates han unido sus fuerzas para crear un fondo de inversión para la energía en Europa. Y se están preparando muchas otras iniciativas.

Muchos activistas culpan a la economía "globalizada" de ser la responsable de la degradación de los ecosistemas. Si bien es cierto que tiene su parte de responsabilidad, también lo es que hay que confiar en esta economía y en las enormes cantidades de fondos que drena para contrarrestar el calentamiento global.

Ya que existen soluciones, pongamos todos los instrumentos a nuestro alcance para que Europa sea una fuerza motriz en la protección del medio ambiente.