Opinión - 1 de noviembre de 2021

El clima: una posible victoria en la COP26

Escrito por Bertrand Piccard 4 min lectura

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LAS CUMBRES Y LOS FRACASOS DE LA COP26. La conferencia de Glasgow sólo tendrá éxito si se demuestra que los intereses económicos convergen con los de los defensores del clima. Unos objetivos ambiciosos podrían entonces convencer a todos. Bertrand Piccard, presidente de la Fundación Solar Impulse, psiquiatra y explorador, autor de la primera vuelta al mundo en globo (1999) y luego en avión solar (2015-2016), mantendrá durante estos quince días una crónica diaria de los éxitos y decepciones de esta reunión, crucial para el futuro de nuestro planeta. Una exclusiva para La Tribune y el diario suizo Le Temps.

No hay nada más importante que reunir a los líderes mundiales en torno a las cuestiones climáticas. Tampoco hay nada más frustrante. La conferencia de Glasgow que se inaugura hoy ofrece la última oportunidad para definir una hoja de ruta que nos permita salir de la crisis climática.

Como estoy acostumbrado a estas conferencias internacionales, también sé que pasaremos mucho tiempo discutiendo sobre comas, y que los principales países rechazarán las opciones que, sin embargo, son manifiestamente necesarias. Aunque el contexto de las catástrofes naturales, la movilización de los jóvenes y los efectos de la pandemia hayan acelerado la toma de conciencia de un futuro común, la economía seguirá siendo una prioridad en la toma de decisiones de los países participantes.

La primera gran apuesta de esta COP26 es reevaluar y elevar los compromisos de lucha contra el calentamiento global de los 196 Estados firmantes del Acuerdo de París. Esto es esencial para alcanzar el objetivo fijado, es decir, una reducción del 45% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para 2030. La trayectoria actual es mala, y su reversión requiere medidas contundentes, así como importantes inversiones.

La primera buena noticia es que este objetivo sigue siendo alcanzable. La segunda es que las medidas no sólo serán buenas para el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos, sino también para la economía. Ofrecen enormes oportunidades para el desarrollo de nuevas fuentes de ingresos y en la construcción de infraestructuras rentables para descarbonizar el mundo. Esto es lo que deben tener en cuenta los negociadores. Si creen que los compromisos ambiciosos irán en detrimento de su desarrollo económico, seguirán resistiéndose a cualquier cambio.

Si los negociadores de Glasgow se dan cuenta de lo contrario, de que la protección del medio ambiente se ha convertido en el mayor motor de la economía, veo la posibilidad de que esta COP26 sea un éxito.


Mecanismos de mercado para el carbono

El segundo reto es establecer mecanismos de mercado para el carbono. Si un país tiene dificultades para cumplir sus objetivos por sí mismo, puede adoptar medidas de reducción (por ejemplo, instalar paneles solares) en otro país. El Estado inversor recibirá "créditos de carbono" de esta acción que podrá incluir en su propio balance. El objetivo de este mecanismo es conseguir la neutralidad del carbono lo más rápidamente posible a nivel mundial, ya que suele ser más eficiente y menos costoso invertir en un país en desarrollo donde se pueden reducir mucho las emisiones, con una inversión baja.

Sin embargo, este sistema tiene varios efectos perjudiciales: los países desarrollados pueden tener la tentación de alcanzar parte de sus objetivos en el extranjero, lo que hará que las inversiones necesarias en su país se retrasen. El otro problema viene de su contabilidad: normalmente, el país inversor registra la acción en su propio beneficio. Pero algunos Estados quieren quedarse con el crédito de cualquier inversión extranjera realizada en su suelo... Así que, para evitar la doble contabilidad, es necesario establecer normas estrictas en la trazabilidad de los proyectos. Y esto mantendrá a los negociadores ocupados durante largas noches.

La tercera apuesta de esta COP26 es alcanzar el objetivo de recaudar 100.000 millones de dólares de inversión en los países pobres cada año a través del Fondo Verde para el Clima hasta 2025. Por el momento no se han alcanzado estas cantidades pero, según los organizadores, este objetivo es alcanzable y obviamente deseable. Estas inversiones también ofrecen enormes oportunidades para aplicar las 1.300 soluciones etiquetadas por la Fundación Solar Impulse.

A partir de Glasgow, volveré diariamente sobre esta sección, comentando los éxitos y las decepciones de esta COP26 tan decisiva para el futuro de la humanidad.

Este artículo de opinión se publicó por primera vez enLa Tribuney en el diario suizoLe Temps.

Escrito por Bertrand Piccard en 1 de noviembre de 2021

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