Noticias - 25 de septiembre de 2025

Hacer más con menos: la eficiencia, clave de la soberanía y la competitividad europeas

Escrito por Bertrand Piccard

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Cada invierno, Europa tiembla a merced de los proveedores extranjeros. Cada verano, se ahoga bajo el peso de una energía tanto más costosa cuanto que se desperdicia en infraestructuras ineficaces. Somos como un gigante enchufado a la corriente de otro. No podemos llamarnos soberanos si tenemos que mendigar a otros para mantener las luces encendidas.


Mientras Estados Unidos invoca la libertad y la soberanía apoyándose en su abundancia de combustibles fósiles, Europa depende del gas ruso, del petróleo de Oriente Medio y de los paneles solares chinos.
Esta dependencia -de cualquiera- es una debilidad estratégica. Tras la guerra de Ucrania, Europa ha intentado diversificar sus fuentes de energía. Pero sustituir una dependencia por otra no tiene sentido. La verdadera autonomía no vendrá de importar GNL de Qatar en lugar de Rusia, ni de triplicar las importaciones de combustibles fósiles de Estados Unidos para complacer a su presidente. Vendrá de reducir el consumo energético europeo y utilizarlo de forma más inteligente.


Seguimos utilizando sistemas obsoletos del siglo XX para resolver problemas del siglo XXI. Nuestras infraestructuras, tecnologías y modelos económicos se diseñaron en una época en la que la energía era barata, mucho antes de que las crisis climática y energética cambiaran las reglas del juego. Hoy transportamos mercancías con sistemas que ignoran los datos en tiempo real, vivimos en edificios mal aislados y conducimos vehículos con motor de combustión que desperdician tres cuartas partes de su combustible.


Esto no sólo es insostenible, sino también innecesario y costoso, ya que hay otro camino: la eficiencia energética, la clave para volver a encender la energía de Europa, tanto en nuestros enchufes como en nuestras mentes. Según la Agencia Internacional de la Energía, la eficiencia puede suponer más del 40% de la reducción de emisiones de aquí a 2040, al tiempo que crea empleo, abarata costes y reduce la dependencia. Las soluciones están ahí, son europeas y están disponibles; debemos desplegarlas con valentía.


La eficiencia va mucho más allá del aislamiento o el cambio de bombillas: puede transformar nuestras industrias, nuestras ciudades y nuestros patrones de consumo. Abundan los ejemplos concretos: una aerolínea noruega ahorró 10 millones de libras en un año gracias a un software de optimización del combustible; la ciudad de Poissy ha reducido sus costes de aire acondicionado en más de 200.000 euros al año gracias a las persianas inteligentes en las escuelas.
Sin embargo, los avances siguen siendo desiguales. Los fondos europeos ofrecen un salvavidas, pero la burocracia y la mentalidad cortoplacista los frenan con demasiada frecuencia.


Curiosamente, hay reticencias políticas hacia la eficiencia, que se asocia erróneamente con la austeridad, factor de declive económico. Mientras que la austeridad hace menos con menos, la eficiencia hace mejor con menos: una opción de progreso, competitividad y soberanía.


Además, la eficiencia energética es socialmente justa. Reduce la factura energética de los hogares, protege a las comunidades vulnerables de las crisis de precios y reduce los efectos de la contaminación sobre la salud. Es, en todos los sentidos de la palabra, una transferencia de poder de las autocracias extranjeras a los ciudadanos europeos.
Europa lleva mucho tiempo enorgulleciéndose de su liderazgo en política climática. Pero el liderazgo requiere acción, no aspiraciones. El continente debe fijar objetivos de eficiencia vinculantes y ambiciosos, hacer cumplir nuevos códigos de construcción, acelerar la adopción de tecnologías limpias y apoyar a los gobiernos locales para que apliquen los cambios sobre el terreno.


Porque la cuestión no es si Europa puede permitirse ser eficiente. La verdadera cuestión es si Europa puede permitirse no serlo.


Publicado en primicia por Les Echos, Le Soir, EFE Verde y La Repubblica.

Escrito por Bertrand Piccard en 25 de septiembre de 2025

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