Opinión - 26 de noviembre de 2019

El coche de hidrógeno: aquí y ahora, no sólo para el futuro

Escrito por Bertrand Piccard 4 min lectura

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En dos días, he recorrido 778 kilómetros, sin emitir más que vapor de agua. He atravesado dos países -Francia y Luxemburgo- conduciendo un coche de hidrógeno, un Hyundai Nexo de serie. Lo hice con un solo depósito lleno, estableciendo un nuevo récord mundial de distancia para este tipo de movilidad limpia.

Con este logro, quiero transmitir un mensaje claro: ya hoy se puede circular con energía de hidrógeno. En California, en Japón y en Francia se están construyendo estaciones de combustible de hidrógeno. En Alemania, los primeros trenes de hidrógeno se introdujeron el año pasado, sustituyendo a los trenes diesel. Ya circulan por nuestras carreteras coches, camiones y autobuses que funcionan con hidrógeno, y los investigadores de la NASA están estudiando la posibilidad de propulsar un avión sólo con hidrógeno.

Sin embargo, esta tecnología sigue teniendo muchos detractores que quieren que los vehículos eléctricos impulsados por baterías conserven el monopolio de la movilidad limpia. De hecho, aunque apenas quedan dudas de que la electrificación es la mejor manera de descarbonizar nuestros medios de transporte, se está librando una batalla entre los coches eléctricos alimentados por batería y por hidrógeno.

Para entender mejor todo esto, es importante recordar que el hidrógeno es una forma de almacenamiento de energía. Tanto los coches de batería como los de hidrógeno son eléctricos. Pero mientras que en el primero la electricidad necesaria se almacena en una batería, en el segundo se genera a partir del hidrógeno en una pila de combustible.

Por mi parte, creo firmemente que los vehículos eléctricos de batería y de pila de combustible, lejos de competir, se complementan perfectamente como medios de transporte. Todo depende de las distancias a recorrer. La batería es una solución ideal para los trayectos cortos, mientras que el hidrógeno es más adecuado para los trayectos largos. De hecho, la autonomía que puede alcanzar un vehículo de hidrógeno es una de sus principales ventajas frente a los vehículos de batería, como acabo de demostrar con este disco.

Otra ventaja importante de esta tecnología es que el hidrógeno puede hacer amigos donde las baterías están haciendo enemigos. En concreto, las empresas petroleras pueden participar en la fabricación, el transporte, la distribución y la venta de hidrógeno, mientras que compiten con el sector de las baterías. En cuanto a los usuarios de los vehículos, aprecian el corto tiempo de repostaje de los vehículos de hidrógeno: sólo se necesitan unos minutos para llenar el depósito, como en el caso de los vehículos con motor de combustión. Por último, es mucho más fácil para los gobiernos gravar el hidrógeno que la electricidad de las baterías.

Por supuesto, el hidrógeno aún tiene que superar retos para ser comúnmente aceptado en nuestras carreteras, como el número de estaciones de servicio, el transporte del gas y el precio de los vehículos. Pero ya existen muchas innovaciones para resolver estos retos. Varias han sido certificadas por la Fundación Solar Impulse, que promueve tecnologías limpias y rentables.

En cuanto a la disponibilidad de estaciones de servicio, por ejemplo, la empresa de taxis de hidrógeno Hype ha firmado una asociación con el grupo Air Liquide que garantiza que los vehículos y las estaciones entren en servicio al mismo tiempo. Esto permitirá a Hype repostar sus vehículos y a Air Liquide tener clientes garantizados. HySiLabs ha desarrollado una tecnología que permite convertir el hidrógeno de estado gaseoso a líquido, lo que facilita su transporte y almacenamiento. Por su parte, los fabricantes de automóviles están invirtiendo mucho para minimizar el coste de los vehículos de hidrógeno y facilitar su adopción por parte de los consumidores.

Dado que los innovadores están haciendo su parte, ahora les toca a los responsables políticos cumplir sus promesas. Los gobiernos de todo el mundo han anunciado planes de inversión en la industria del hidrógeno. Francia y Alemania tienen planes de inversión de varios centenares de millones de euros, China prevé la circulación de un millón de vehículos de hidrógeno en sus carreteras para 2030, Japón quiere construir cerca de 10.000 estaciones de hidrógeno en la próxima década...

Si los gobiernos apuestan por el hidrógeno, los innovadores desarrollan soluciones y los costes de compra y recarga de los vehículos bajan drásticamente, ahora les toca a los consumidores elegir y decidir el resultado de la batalla por la movilidad limpia. Una cosa es cierta: volar un avión solar alrededor del mundo requirió algunas habilidades especiales de pilotaje, pero cualquier conductor de coche puede intentar batir mi récord de distancia con un vehículo de hidrógeno.

Bertrand Piccard, Presidente de la Fundación Solar Impulse

Escrito por Bertrand Piccard en 26 de noviembre de 2019

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