Noticias - 17 de noviembre de 2020

Hacia un transporte aéreo sostenible: Retos y oportunidades

- Foto de Jerry Zhang

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El Dr. Asteris Apostolidis es un experto de la Fundación Solar Impulse. Trabaja para Air France-KLM en el área de Gestión de la Innovación Tecnológica, como miembro de la Oficina de Estrategia Tecnológica del Grupo. Sus intereses científicos incluyen la inteligencia artificial en los sistemas aeronáuticos, la sostenibilidad en el transporte aéreo, las arquitecturas aeronáuticas innovadoras, el MRO de la aviación y el desarrollo y la ejecución de estrategias. En este artículo técnico, Asteris expone por qué la sostenibilidad en la aviación nunca ha sido tan importante, y qué medidas pueden adoptarse en el sector.

Es indudable que la actual pandemia de COVID-19 tiene un impacto dominante en nuestro bienestar colectivo y personal. En este momento, la economía mundial está en declive, mientras que muchos de nosotros reevaluamos varios aspectos de nuestras propias vidas. El transporte aéreo es una de las industrias más afectadas por muchas razones. Principalmente, todas las restricciones impuestas a los viajes tienen un efecto adverso en el tráfico de pasajeros, lo que llevó a la mayoría de las compañías aéreas a superar sus límites.

En este contexto, podría ser razonable que el sector del transporte aéreo hiciera hincapié en la supervivencia a corto plazo y dejara de dar prioridad a la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo, con el tráfico aéreo prácticamente paralizado, el impacto de los vuelos en el medio ambiente se hizo aún más evidente. Con la caída de los precios del petróleo desde principios de marzo hasta un desplome récord, Jeffrey Currie, jefe de materias primas de Goldman Sachs, declaró al periódico The Guardian que las consecuencias de la pandemia probablemente "alterarán de forma permanente la industria energética" y "cambiarán el debate en torno al cambio climático". Mientras la mayoría de las compañías aéreas desplegaban diversos programas de transformación para hacer frente a la crisis, surgió una rara oportunidad, especialmente en Europa. Muchos de estos planes de transformación incluían elementos importantes sobre la sostenibilidad del transporte aéreo. De hecho, algunas aerolíneas y fabricantes de aviones empezaron a trabajar en la transformación ecológica mucho antes de la pandemia. Sin embargo, estos planes parecen haberse acelerado. Hay muchas explicaciones posibles, pero se puede atribuir principalmente a la mayor concienciación medioambiental de su base de clientes, a la decisión estratégica de la Unión Europea de seguir adelante con el Acuerdo Verde Europeo y al creciente sentido de la responsabilidad social corporativa entre los ejecutivos y empleados de las aerolíneas.

La pandemia de coronavirus es un ejemplo revelador de cómo es una crisis global. Sin embargo, la principal diferencia con la emergencia climática es que la primera era imprevisible, mientras que hay innumerables advertencias para la segunda. Sería irresponsable ignorarlas y renunciar a la responsabilidad de las compañías aéreas para hacerles frente. La experiencia ha identificado hasta ahora tres pilares técnicos principales que pueden conducir el transporte aéreo hacia un futuro más sostenible: La mejora de la eficiencia operativa, las arquitecturas disruptivas de las aeronaves y la multimodalidad.

La mejora de la eficiencia operativa puede lograrse a corto y medio plazo con un mayor uso de la Inteligencia Artificial: Hoy en día es una práctica habitual que las aerolíneas utilicen métodos basados en datos en diversos ámbitos operativos. Por ejemplo, se puede conseguir una mayor eficiencia en el consumo de combustible analizando patrones ocultos en los datos de vuelo y racionalizando la forma de operar de los aviones. Otra posibilidad interesante es potenciar el uso de datos operativos para mejorar las prácticas de mantenimiento de motores, fuselajes y otros componentes de las aeronaves. De este modo, la ciencia de los datos tiene el potencial de mejorar el ciclo de vida de las piezas, lo que se traduce en un menor desperdicio de un material que suele ser muy caro. Al mismo tiempo, la planificación del mantenimiento puede hacer uso de los datos históricos para identificar el momento óptimo para la revisión del hardware, lo que también suele conducir a una mejora del consumo de combustible. En general, la IA tiene el potencial de introducir algunos cambios en la forma de diseñar, operar y mantener las aeronaves. Sin embargo, dado que la aviación es un ámbito estrictamente regulado por consideraciones de seguridad, uno de los principales impedimentos es la falta de procedimientos de certificación para las aplicaciones basadas en la IA que son críticas para la seguridad. No obstante, actualmente se están realizando esfuerzos en todo el sector para desarrollar las normas necesarias que hagan certificable la Inteligencia Artificial en la aviación.

Si miramos un poco más hacia el futuro, veremos una plétora de nuevas y muy interesantes tecnologías de aviación que pueden cambiar la forma en que volamos para siempre. Los nuevos diseños de motores prometen un mayor rendimiento térmico, con indudables efectos positivos para el medio ambiente. Al mismo tiempo, existe un esfuerzo mundial coordinado para desarrollar las tecnologías necesarias que permitan un fuerte aumento de la producción de combustible de aviación sostenible (SAF). Hay muchas maneras de producir SAF, pero la producción ética hace uso de diferentes tipos de residuos, como el aceite de cocina, y esta es la razón por la que la producción actual es bastante limitada. Además, una nueva generación de diseños de aviones disruptivos prevé el uso de hidrógeno como combustible de aviación, ya sea directamente en combustión en los motores o en combinación con pilas de combustible. Otras posibilidades interesantes son los aviones eléctricos o híbridos-eléctricos basados en baterías, que no obstante tienen límites operativos. Por último, hay numerosos ejemplos de innovación en aerodinámica, con diferentes propuestas de diseños de aviones futuristas. Todas las tecnologías mencionadas se encuentran actualmente en diferentes fases de desarrollo, y se espera que las más maduras se implanten a finales de esta década. Sin embargo, de nuevo las consideraciones de seguridad son muy importantes para el éxito de estas soluciones, junto con una necesaria transformación de la -muy compleja- cadena de suministro. Es cierto que todas las nuevas tecnologías implican también numerosos retos operativos.

La tercera herramienta prometedora para abordar el impacto medioambiental de la aviación es el desarrollo del transporte multimodal. La multimodalidad hace uso de diferentes modos de movilidad, con el fin de ofrecer la mejor opción a los pasajeros desde el punto de vista medioambiental. Un ejemplo es la combinación perfecta de transporte aéreo y ferroviario, donde un pasajero puede combinar ambos en un solo billete. De este modo, se puede aprovechar un vuelo de larga distancia y un viaje en tren para la última parte de su viaje, evitando vuelos regionales innecesarios. Al mismo tiempo, la multimodalidad puede abrir un nuevo modelo de negocio, en el que las conexiones no se realicen sólo en los grandes hubs, sino también en aeropuertos más pequeños con conexiones ferroviarias. Esta solución plantea una serie de riesgos con respecto a las prácticas comerciales actuales, pero también puede dar lugar a asociaciones más amplias. En el futuro, además de la combinación entre el transporte aéreo y el ferroviario, otros modos de transporte podrían formar parte de este modelo. Por ejemplo, el Hyperloop o el eVTOL (también conocido como Movilidad Aérea Urbana) tienen el potencial de ofrecer una "primera y última milla" sostenible a los pasajeros.

Algo que merece la pena mencionar es que el plazo para la introducción de los tres pilares principales mencionados no será el mismo en todo el mundo; depende de una mezcla de geopolítica, inversiones, objetivos de emisiones de los gobiernos y, por supuesto, del comportamiento de los consumidores. Sin embargo, parece que Europa será pionera en este contexto. Para poner las cosas en perspectiva, también es importante mencionar que, antes de la pandemia, el 72% de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte en Europa se debían al transporte por carretera, frente al 14% del transporte aéreo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Por consiguiente, la descarbonización de las carreteras es una prioridad aún mayor para los responsables políticos.

El transporte aéreo sirve fundamentalmente a la sociedad al poner en contacto a las personas y apoyar la circulación de mercancías. Este es también el caso durante la pandemia en curso, cuando las aerolíneas transportaron la circulación global de suministros y se espera que contribuyan a la distribución de las vacunas, una vez que se empiecen a producir. Sin embargo, una mayor capacidad de recuperación del sector es primordial con la emergencia climática en el horizonte. La misión social del transporte aéreo está ampliamente reconocida y su futuro depende de cómo se adapte el transporte aéreo a estos nuevos retos.

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