Opinión - 15 de febrero de 2019

¿Puede el crecimiento salvar nuestro planeta?

hojas de papel verde de crecimiento

Escrito por Bertrand Piccard 4 min lectura

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En 1901, Henry Dunant recibió el primer Premio Nobel de la Paz por la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja y la adopción de la Convención de Ginebra. Sin embargo, este pionero suizo del derecho humanitario se enfrentó a la feroz oposición del movimiento pacifista. Creían que la creación de una organización destinada a ofrecer socorro y ayuda a los heridos en el campo de batalla, en realidad autorizaba y avalaba el principio de la guerra en sí, en lugar de condonarla. El debate subyacente era la oposición entre el pragmatismo -las guerras existen y probablemente siempre existirán, así que trabajemos para mitigar sus consecuencias- y la utopía -la guerra es mala, así que evitemos que vuelva a ocurrir-.

¿Son los ecologistas los nuevos pacifistas?

Los pacifistas siempre han querido deshacerse de la guerra. De la misma manera que los ecologistas tratan de eliminar el crecimiento, abogando por el declive económico y argumentando que es la única forma posible de que nuestra civilización viva en armonía con el medio ambiente. ¿Estamos ante una nueva utopía? Créanme, soy muy consciente del daño que el crecimiento ilimitado -tal y como lo hemos tenido durante el último siglo- ha hecho a nuestro Planeta. Pero creo que el crecimiento es imparable tanto como la guerra es inevitable. ¿Por qué? Y aquí hablo más como psiquiatra que como explorador: porque está en la naturaleza humana querer siempre más y mejor, no menos. Promover restricciones en la movilidad, la comodidad y la libertad ha creado más resistencia que apoyo a la causa medioambiental. Decir que debemos dejar de crecer y detener el progreso es una negación de la esencia misma del hombre. Es una ilusión, igual que detener la guerra era la ilusión de los pacifistas. Creo que necesitamos algo más que esto para luchar contra el cambio climático.

Lo que necesitamos ahora es pragmatismo. Hace tiempo que me inspira la visión pragmática de Henry Dunant y creo que ese enfoque puede trasladarse a la crisis climática. Si el crecimiento, tal como lo conocemos hoy, amenaza nuestras posibilidades de prosperar en este Planeta, aunque sea inevitable, ¿qué nos queda por hacer? Debemos encontrar un nuevo camino para desarrollar nuestras economías y, al mismo tiempo, preservar la naturaleza. ¿Cree que eso es imposible? Piénselo de nuevo.

La tercera vía

Entre el crecimiento autodestructivo y la vuelta a la Edad Media, existe una tercera vía: el crecimiento económico limpio, que nos ofrecería prosperidad, pero de forma sostenible. Este nuevo tipo de desarrollo económico se basa en el crecimiento cualitativo y no en el cuantitativo. En lugar de considerar nuestro bienestar en la creciente cantidad de bienes y servicios que consumimos, podemos obtener muchos más beneficios si aprovechamos la enorme oportunidad de sustituir los viejos sistemas e infraestructuras ineficientes y contaminantes por otros eficientes y limpios. El crecimiento cualitativo se basa en producir mejor, en lugar de consumir más. Este estado de ánimo no sólo creará millones de puestos de trabajo, oportunidades y mercados, sino que también creará mucha más riqueza. Imaginemos el beneficio que supondrá para todos el desarrollo de la movilidad eléctrica, el aislamiento de todos los edificios para hacerlos neutros en carbono, la sustitución de los anticuados sistemas de iluminación, calefacción y refrigeración por LED y bombas de calor, la introducción de procesos industriales más eficientes, la construcción de redes inteligentes que permitan a los países reducir a la mitad sus necesidades energéticas, el cambio a fuentes de energía renovables que ahora son más baratas que los combustibles fósiles. La tecnología ofrece hoy más soluciones para el medio ambiente que las restricciones y los sacrificios de las poblaciones. Y esto también es cierto para los países más pobres que están desesperados por alcanzar nuestro nivel de vida. En pocas palabras: el crecimiento limpio es mucho mejor que el statu quo sucio. No sólo es posible y necesario, sino que es la mayor oportunidad económica desde la revolución industrial. Este es un lenguaje que será escuchado por el mundo de la política y las finanzas, y también servirá para el noble objetivo de los ecologistas, si tan sólo nos volvemos todos tan lógicos como ecológicos...

Si no podemos detener la guerra, lo menos que podemos hacer es tratar de hacerla soportable para los heridos. Si no podemos detener el crecimiento, ¡hagámoslo sostenible para nuestro medio ambiente! Este enfoque pragmático, creo, es la única forma en que nuestra civilización puede sobrevivir a la mayor amenaza de nuestro tiempo: el cambio climático, la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales.

Este artículo ha sido publicado anteriormente en la página de Linkedin de Bertrand Piccard.

Escrito por Bertrand Piccard en 15 de febrero de 2019

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