Opinión - 21 de febrero de 2020

¿La solución para un mundo sostenible vendrá de las ciudades?

- Foto de D.R.

Escrito por Bertrand Piccard 3 min lectura

Información

Esta página, publicada originalmente en inglés, se ofrece en español con la ayuda de traductores automáticos. ¿Necesita ayuda? Póngase en contacto con nosotros

Ante el inmenso reto que debemos afrontar colectivamente, las ciudades deben estar imperativamente en el centro de la lucha contra el cambio climático.

Durante mucho tiempo creí que las instituciones internacionales lograrían vencer la resistencia al cambio de algunos grandes países. Pensaba que la solución de la crisis climática sería el resultado de las decisiones tomadas al más alto nivel mundial y que, con un enfoque descendente, estas opciones acabarían siendo asumidas por todos nosotros. La gravedad y la magnitud del desafío climático propiciarían un acuerdo entre los principales responsables políticos sobre el camino a seguir para alcanzar un consenso ambicioso.

Sin embargo, en los últimos años, las cumbres internacionales sobre protección del medio ambiente me han demostrado que estaba equivocado. Desde el Acuerdo de París de 2015 y la ola de esperanza que generó, una serie de conferencias no han logrado los resultados esperados. Ahora me parece obvio que también debemos buscar una solución en otro lugar. ¿Pero dónde?

Porque, al fin y al cabo, la situación es bastante clara: tenemos que acabar imperativamente con las emisiones de gases de efecto invernadero; dejar de contaminar nuestros océanos, nuestro suelo y nuestra atmósfera; disminuir nuestro despilfarro de recursos naturales; y proteger la biodiversidad de un desastre que se avecina.

Frustradas por la inercia y la falta de resultados de las negociaciones internacionales, numerosas ciudades se han sumado a los esfuerzos por promover un modo de vida más sostenible y han mostrado un espíritu pionero en materia de lucha contra el cambio climático. Como píxeles aislados en una pantalla, que se multiplican hasta conformar la imagen de un futuro deseable.

Algunas ciudades y regiones belgas también han compartido su intención de hacer de la ecología una prioridad absoluta. Recientemente he tenido el placer de iniciar una colaboración con la ciudad de Bruselas, que ha aceptado el reto de la Fundación Solar Impulse: buscar 1.000 soluciones que sean económicamente rentables y protejan el medio ambiente. Trabajaremos juntos para implantar estas soluciones en toda la ciudad y promover las empresas innovadoras belgas en todo el mundo. Durante el año pasado, una asociación similar con Valonia ha demostrado que estamos en el buen camino.

Copenhague pretende convertirse en la primera ciudad neutra en carbono del mundo para 2025, Nueva York pretende reducir sus emisiones en un 80% durante los próximos 30 años, París prohibirá el uso de vehículos diésel para 2024 y Ginebra ha prohibido el plástico de un solo uso desde el 1 de enero. La ecologización se producirá, pues, gracias a las ciudades y regiones. Los niveles municipal y regional están más cerca de los ciudadanos y de las preocupaciones cotidianas y pueden permitirnos realmente aplicar el cambio necesario en nuestro modo de vida y el desarrollo de soluciones limpias. Es este caldo de cultivo local el que generará el apoyo necesario para el Green Deal que está lanzando con valentía la recién nombrada Comisión Europea.

Dado que las ciudades representan hoy en día más de la mitad de la población mundial, consumen el 78% de la energía y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, tienen que estar en primera línea en la aplicación de tecnologías limpias.

Los sistemas urbanos que conforman nuestras ciudades pueden ganar en eficiencia y sostenibilidad gracias a las tecnologías limpias de las que ya disponemos. Hoy es posible hacer que nuestros edificios ahorren energía y agua, introducir modos de transporte menos contaminantes, reducir, reutilizar y reciclar nuestros residuos, fomentar el uso compartido de recursos, apoyar patrones de consumo más locales y promover una economía circular.

Durante siglos, las ciudades han sido centros de intercambio, comercio, cultura e innovación y han sido testigos del nacimiento de algunas de las mejores ideas de la humanidad. Ante el inmenso reto que debemos asumir juntos, las ciudades tienen que estar imperativamente en el centro de la lucha contra el cambio climático.

Este artículo fue publicado originalmente en La Libre. Lea la versión original.

¿Le gusta este artículo? Compártalo con sus amigos