La inteligencia artificial no sólo escribe textos

Control significa prevención. También significa distribuir, equilibrar, reducir y hacer eficiente. Especialmente cuando se trata de energía.

La guerra de Ucrania ha provocado el pánico en todo el mundo a la hora de buscar nuevos proveedores de gas, pero no lo suficiente como para poner en marcha las soluciones necesarias para ahorrar energía, a pesar de que éstas existen prácticamente en todas partes. La Fundación Solar Impulse las ha encontrado tanto en start-ups como en grandes grupos industriales, pero los usuarios potenciales aún no las conocen suficientemente.

He aquí una que no se puede ignorar, desarrollada por ENGIE Solutions y aprobada por la Fundación en 2019. Vertuoz se basa en un principio simple: consumir energía solo cuando sea necesario. De actualidad, esta solución utiliza la Inteligencia Artificial para gestionar el consumo energético global de un edificio con el fin de hacerlo más eficiente. Se trata de un sistema que utiliza objetos interconectados (sensores de temperatura, sensores de CO2, válvulas conectadas, etc.) para que el gestor del edificio pueda controlar los equipos energéticos del edificio (calefacción, ventilación, aire acondicionado) de forma totalmente automatizada. Esta tecnología tiene en cuenta un gran número de parámetros, como los datos meteorológicos o el horario real de ocupación del edificio, y controla el suministro de energía de forma personalizada. ENGIE Solutions estima que su tecnología Vertuoz, que ya está operativa en más de 300 edificios comerciales, reduce el consumo de energía en un 25% de media, lo que permite recuperar la inversión en un plazo de 3 a 5 años.

Cabe preguntarse por qué no todos los edificios están equipados con esta tecnología, dado que estamos ante una tecnología puntera, sencilla de instalar y controlar, y que puede suponer un ahorro considerable tanto de energía como de dinero en una escuela, una oficina o un edificio público. Como un director de orquesta, el gestor del edificio puede adaptar perfectamente el consumo a sus necesidades. Es un sistema que sirve al consumidor, al proveedor de electricidad, que vende tecnología en lugar de energía, y a la colectividad, porque si se adoptara a gran escala, podríamos ahorrar muchísimo. Como siempre, es tan lógico como ecológico.

Sin embargo, aquí como en todas partes, se trata de cambiar los hábitos, de sacudir el statu quo, lo que significa demostrar, probar y motivar. Tanto si nos dirigimos a los responsables políticos como a los industriales, hay que convencer de la necesidad de un cambio a todos aquellos que están demasiado anclados en una vieja manera de hacer las cosas. Lo que me tranquiliza es encontrarme con quienes han comprendido que ahora podemos hacerlo mucho mejor con soluciones técnicas y sentido común.

*Este artículo ha sido extraído de Les Echos/Investir, donde Bertrand Piccard escribe una columna mensual*.