El valor de los residuos

Vivimos en un mundo derrochador.

Más allá de este hecho evidente, encontramos la causa de la mayor parte de la contaminación y el cambio climático. Desperdiciamos el 75% de la energía, la mitad de los alimentos que producimos y una enorme proporción de los recursos naturales. No sólo por comportamientos equivocados, sino a menudo como consecuencia de infraestructuras anticuadas e ineficaces. Lo que es menos conocido es el valor de todo lo que tiramos. Y, sin embargo, desperdiciamos el 95% de los residuos que producimos. Es un círculo vicioso que nos está lanzando contra la pared.

Sin embargo, hay muchas soluciones, a diferentes escalas y en diferentes sectores. Desde nuestros residuos domésticos hasta los alimentarios e industriales, el mundo se está dando cuenta poco a poco del potencial que esto representa. Por eso, aunque es importante reducir los residuos antes o después del consumo, los que producimos por defecto no son el final del proceso.

Por ello, la tecnología Wagabox, desarrollada por Waga Energy, una spin-off del grupo Air Liquide, permite producir biometano a partir de gas de vertedero para sustituir al gas natural de origen fósil.

El gas de vertedero es biogás generado por la fermentación de la materia orgánica contenida en los residuos, mezclada con diversos compuestos orgánicos volátiles producidos por su descomposición. Wagabox recupera el 90% del metano contenido en el gas de vertedero, que de otro modo se disiparía en la atmósfera con un efecto invernadero 28 veces superior al del CO2. A continuación, el gas se enfría a temperatura criogénica para separar el metano del oxígeno y el nitrógeno, inyectando biometano las 24 horas del día en las redes de gas que lo transportan a los lugares donde se consume. Los beneficios medioambientales y económicos son asombrosos: desde 2017, Wagabox ya ha inyectado más de 72 millones de metros cúbicos de biometano en las redes, evitando así la emisión a la atmósfera de unas 140.000 toneladas de CO2e al año al sustituir al gas natural fósil. Esto representa las emisiones anuales de unos 60.000 automóviles.

Esta tecnología francesa se ha exportado con éxito en los últimos meses. En Canadá, España y Estados Unidos, Wagabox se está convirtiendo en una referencia en el sector del biometano. Dentro de unos meses se pondrá en marcha una unidad en el Estado de Nueva York, y ya se están construyendo otras cuatro en el noreste de Estados Unidos y en Iowa. Todo ello permitirá producir gas como sustituto del gas natural fósil, mediante la captación del biogás emitido por la materia orgánica de los residuos. También ha despertado el interés de grandes empresas como Veolia y SUEZ, que colaboran desde entonces con Waga Energy.

Suelo terminar esta columna subrayando la lógica de algunas de las soluciones aquí descritas e identificadas por la Fundación Solar Impulse, gracias a su etiqueta. Pero, ¿qué más se puede añadir ante tanta evidencia? Wagabox es una empresa francesa innovadora, a la vanguardia de su campo, que vio potencial en algo sin valor aparente: la oportunidad de mover las líneas y sustituir la energía de los combustibles fósiles por energía limpia, que literalmente se estaba evaporando en el aire. Este es el espíritu pionero que tanto admiro en quienes están llevando a cabo la transición ecológica.

*Este artículo está tomado de Les Echos/Investir, donde Bertrand Piccard escribe una columna mensual*.