Artículo técnico - 20 de octubre de 2022

La economía circular: Centrarse en las existencias en lugar de en los flujos

Escrito por Expert Dr. Bénédicte Deryckere 4 min lectura

Información

Esta página, publicada originalmente en inglés, se ofrece en español con la ayuda de traductores automáticos. ¿Necesita ayuda? Póngase en contacto con nosotros

Los imperativos del desarrollo sostenible cuestionan tanto la noción de crecimiento económico como nuestro modelo económico imperante. Un modelo económico basado en una lógica de producción/consumo cada vez mayor y en dinámicas de refuerzo que generan los impactos perjudiciales sobre las personas y la naturaleza que la mayoría de nosotros conocemos.

La economía circular es cada vez más reconocida por los gobiernos, las empresas y la sociedad civil por su capacidad para hacer frente a la disponibilidad limitada de recursos naturales, haciéndolo mediante el mantenimiento de los materiales en uso durante el mayor tiempo posible a través de enfoques de reducción, reutilización, intercambio y reciclaje.

La economía circular como nuevo modelo económico ha madurado en los últimos 50 años y su potencial para impulsar el crecimiento económico y apoyar el desarrollo tecnológico ha sido reconocido desde hace tiempo por el profesor Walter Stahel, el reconocido padre de la economía circular. En 1982, en su artículo ganador del Premio Mitchell, Factor de vida del producto, describió un modelo económico "basado en un sistema de bucle en espiral que minimiza la materia, el flujo de energía y el deterioro medioambiental sin restringir el crecimiento económico ni el progreso social y técnico"[1].

Como Walter me dijo una vez: "Esta visión de la economía siguió siendo un tema académico y la industria y los gobiernos no se la creyeron". Durante más de 30 años, investigadores afines estudiaron y comprendieron cómo una economía globalizada y orientada al beneficio era posible gracias a los precios cada vez más bajos de la energía y los materiales. Sin embargo, debido a la limitada capacidad de nuestro planeta para producir esos recursos, los investigadores también pronosticaron múltiples consecuencias indeseables, a saber:

  • Un siglo XXI testigo de un aumento constante de los precios de la energía y los materiales,

  • Agotamiento de los recursos naturales, deforestación y contaminación del agua y del aire,

  • Desigualdades y tensiones sociales,

  • Los problemas de seguridad de los recursos, que constituyen una importante manzana de la discordia política.

Para hacer frente a estas consecuencias, la economía circular se concibió fundamentalmente como un modelo más descentralizado y contextualizado que genera valor, crecimiento y oportunidades de empleo a partir de la gestión de las existencias disponibles en lugar de los flujos de producción y consumo de productos globalizados de vida corta. Esta concepción estaba profundamente anclada en la obra de Kenneth Boulding, un célebre economista y activista por la paz estadounidense. En 1966, Boulding utilizó la metáfora de una "nave espacial" para describir una "economía espacial, en la que la Tierra se ha convertido en una única nave espacial sin reservas ilimitadas de nada, ni para la extracción ni para la contaminación", advirtiéndonos además sobre "el despilfarro que supone la obsolescencia programada, la publicidad competitiva y la mala calidad de los bienes de consumo", y cómo "nuestra obsesión por la producción y el consumo, con exclusión de los aspectos "estatales" del bienestar humano, distorsiona el proceso de cambio tecnológico de la forma más indeseable"[2].

Como reflejo de la adopción más reciente de la economía circular por parte de los gobiernos y las empresas, las empresas ya establecidas y las de nueva creación se proponen hoy contribuir a una economía más circular. Como resultado, un número cada vez mayor de empresas han presentado sus soluciones a la Fundación con la pretensión de ser circulares. Un análisis rápido de las soluciones que han recibido la etiqueta por ese motivo muestra que una gran parte de ellas aborda el componente más descendente de un modelo lineal "tomar-hacer-desperdiciar", es decir, los "residuos". En la actualidad, más del 60% de las soluciones pertenecen a las categorías de gestión de residuos, reciclado de residuos o transformación de residuos en energía.

Aunque la gestión y el reciclado de los residuos existentes son importantes para reducir la contaminación, las promesas de la economía circular no se cumplirán sin la prevención de los residuos en primer lugar y, por tanto, sin la adopción de modelos empresariales más ascendentes destinados a mantener los productos en uso el mayor tiempo posible y a reciclar las materias primas. La parte restante (40%) de las soluciones etiquetadas alcanzan tales objetivos y son circulares por diseño; estas soluciones ofrecen propuestas convincentes que generan valor y alimentan el crecimiento económico ofreciendo productos como servicio, permitiendo a los consumidores compartir, reutilizar o reparar bienes, o permitiendo la recuperación de moléculas vírgenes que pueden volver a reciclarse como materias primas.

La Solar Impulse Foundation busca activamente aumentar esta segunda parte de las soluciones etiquetadas. En efecto, si bien la gestión de los residuos es fundamental para vaciar los depósitos limitados de residuos y contaminación que puede soportar nuestra nave espacial Tierra, se necesitan soluciones circulares previas para ayudar a cerrar el grifo, evitar el desbordamiento y permitir que las economías de todo el mundo -desarrolladas o menos desarrolladas- sigan creciendo dentro de los límites planetarios.

Referencias

  1. Walter R. Stahel (1982), "Product-Life Factor", Mitchell Prize Winning Paper, Product-Life Institute.

  2. Kenneth E. Boulding, (1966), 'The Economics of the Coming Spaceship Earth', en Jarrett, H. Ed. 1966 Environmental Quality in a Growing Economy, Resources for the Future/John Hopkins University Press, Baltimore, pp.3- 14.

¿Le gusta este artículo? Compártalo con sus amigos